La Unión Europea ha dado un paso importante para establecer las primeras normas del mundo sobre cómo las empresas pueden usar la inteligencia artificial. Se trata de una iniciativa pionera que Bruselas espera que sirva de base para establecer estándares globales para una tecnología que se utiliza en todo, desde los chatbots hasta las operaciones quirúrgicas y la detección de fraudes en los bancos.
El Parlamento Europeo ha acordado una versión preliminar de la Ley de Inteligencia Artificial, que ahora será negociada con el Consejo de la Unión Europea y los Estados miembros antes de convertirse en ley. El objetivo de la legislación es “promover la adopción de una inteligencia artificial centrada en el ser humano y fiable y garantizar un alto nivel de protección de la salud, la seguridad, los derechos fundamentales, la democracia, el Estado de derecho y el medio ambiente de los efectos nocivos”.
La ley se aplicará a cualquier persona que desarrolle y despliegue sistemas de inteligencia artificial en la UE, incluidas las empresas situadas fuera del bloque. El grado de regulación dependerá de los riesgos que cree una determinada aplicación, desde mínimos hasta “inaceptables”. Los sistemas que se incluyen en esta última categoría están prohibidos. Estos incluyen el reconocimiento facial en tiempo real en espacios públicos, las herramientas de policía predictiva y los sistemas de puntuación social, como los de China, que asignan a las personas una “puntuación de salud” en función de su comportamiento.
La ley también establece restricciones estrictas para las aplicaciones de inteligencia artificial de “alto riesgo”, que son aquellas que amenazan con causar “un daño significativo a la salud, la seguridad, los derechos fundamentales o el medio ambiente de las personas”. Estas incluyen los sistemas utilizados para influir en los votantes en unas elecciones, así como las plataformas de redes sociales con más de 45 millones de usuarios que recomiendan contenido a sus usuarios, una lista que incluiría a Facebook, Twitter e Instagram.
Los desarrolladores y proveedores de estas aplicaciones tendrán que cumplir una serie de requisitos, como garantizar la calidad de los datos, la transparencia, la supervisión humana, la precisión y la seguridad. También tendrán que proporcionar información clara y accesible a los usuarios sobre el funcionamiento y los objetivos del sistema, así como sobre las posibles consecuencias negativas. Además, tendrán que establecer sistemas de gestión de riesgos y de quejas, y registrar sus sistemas en una base de datos de la UE.
Las aplicaciones de inteligencia artificial de “bajo riesgo” o “riesgo mínimo” estarán sujetas a una regulación más ligera o nula. Estas incluyen los filtros de las redes sociales, los videojuegos, los asistentes de voz y los sistemas de spam. La ley anima a los desarrolladores y proveedores de estas aplicaciones a seguir códigos voluntarios de conducta y a utilizar etiquetas de calidad.
La ley prevé la creación de un órgano europeo de inteligencia artificial, formado por representantes de los Estados miembros, la Comisión Europea y las autoridades de supervisión, que se encargará de facilitar la aplicación de la ley y de asesorar sobre cuestiones técnicas y éticas. También se prevé la creación de un comité de partes interesadas, formado por representantes de la sociedad civil, la industria, los consumidores, los trabajadores y los investigadores, que se encargará de aportar su experiencia y opinión.
La ley establece un sistema de sanciones para los infractores, que pueden llegar hasta el 6% de la facturación mundial anual de la empresa o el 30 millones de euros, lo que sea mayor, en el caso de las infracciones más graves, como el uso de sistemas de inteligencia artificial prohibidos o que atenten contra los derechos fundamentales. Las infracciones menos graves, como el incumplimiento de los requisitos de transparencia o de registro, pueden acarrear multas de hasta el 2% de la facturación mundial anual de la empresa o el 10 millones de euros, lo que sea mayor.
La ley de inteligencia artificial es una de las iniciativas legislativas más ambiciosas de la UE en materia de tecnología, junto con la ley de servicios digitales y la ley de mercados digitales, que pretenden regular las plataformas en línea y frenar el poder de las grandes empresas tecnológicas. La UE espera que su enfoque de la inteligencia artificial sirva de modelo para otros países y regiones, y fomente la cooperación internacional en este ámbito.
Fuente: https://appleinsider.com