«El desembarco de Windows 95 (y con él, en la mayoría de los casos, de la informática personal) en los hogares de medio mundo no estuvo exento de problemas: muchos de los PCs ya disponibles en ese momento en el mercado contaban con demasiado poca memoria RAM como para permitir usar con soltura el nuevo sistema operativo. Y los nuevos equipos, más potentes, no estaban aún al alcance de todos los bolsillos. E incluso la memoria RAM comprada por separado vivió varios picos de desmesura de precios por aquella época, debido a desajustes entre oferta y demanda. De tal modo que se creó el escenario perfecto para la irrupción de los estafadores. Y muchos de ellos lo hicieron con un mensaje muy sencillo: ‘Tranquilo, usuario, el software puede ayudarte a solventar las limitaciones del hardware. Apoquina’. En realidad, eso no era del todo falso: ya en tiempos pre-Windows 95, salió al mercado el software Disk Double, que prometía, literalmente, doblar el espacio en disco. Lo hacía, sencillamente, comprimiendo todos los archivos del mismo… con un gasto extra en consumo de CPU que, por aquel entonces, salía rentable»