Telegram, la aplicación de mensajería instantánea conocida por su compromiso con la privacidad y la libertad del usuario, se encuentra en medio de una disputa legal que implica el Cierre de Telegram en España. Varios medios de comunicación españoles, incluyendo Mediaset, Atresmedia y Movistar Plus, han demandado a Telegram por el uso no autorizado de contenido audiovisual protegido por derechos de autor, solicitando su suspensión como medida cautelar. El juez Santiago Pedraz de la Audiencia Nacional accedió a suspender la aplicación mientras se investigan las acusaciones, tras la negativa de Telegram a cooperar con el tribunal. Esto podría resultar en el bloqueo de la aplicación para más de 8.5 millones de usuarios en España.
La controversia se centra en la postura de Telegram de no compartir información con las autoridades para proteger la anonimidad y la libertad de sus usuarios, lo que ha generado un debate sobre la privacidad, la libertad de expresión y la protección de los derechos de autor. La aplicación ha ganado popularidad entre disidentes en regímenes autoritarios, como Rusia e Irán, donde se ha utilizado para organizar protestas. Sin embargo, esta protección de la privacidad también ha llevado al aumento de contenido sensible en la plataforma, incluyendo canales de venta de drogas, actividades de extrema derecha, desinformación, difusión de contenido violento, pornografía infantil y terrorismo.
Telegram se compara a menudo con la web oscura
Esto es debido a su naturaleza anárquica y anónima, aunque es mucho más accesible y fácil de usar. A diferencia de WhatsApp, Telegram no tiene “puertas traseras” para que las agencias de inteligencia accedan a los datos de los usuarios. La infraestructura de Telegram también es única, con servidores distribuidos por todo el mundo y una estructura corporativa compleja que dificulta la intervención de las autoridades.
El sistema judicial español busca que los operadores nacionales filtren el contenido y bloqueen el acceso a la red, pero los expertos consideran que esta medida es desproporcionada e ineficaz, ya que Telegram cuenta con métodos para evitar el bloqueo por parte de un operador nacional. La aplicación incluso tiene un servicio de proxy para simular que la conexión proviene de otro país.
El caso del cierre de Telegram en España plantea preguntas fundamentales sobre el tipo de internet que queremos: uno con mayor anonimato o uno con menos impunidad. Mientras que la demanda se centra en los derechos de autor, el aspecto más significativo del debate es la falta de colaboración de la plataforma con los regímenes democráticos, lo que ha llevado a una lucha entre el estado de derecho y los “nuevos señores feudales” de la era digital. Los expertos coinciden en que la suspensión cautelar de Telegram es una medida extrema y que investigaciones más serias y relevantes deberían llevarse a cabo sobre la plataforma. La batalla legal actual va más allá de los juegos de fútbol pirateados; se trata de decidir si queremos un internet con mayor anonimato o con menos impunidad.
Fuente: https://elpais.com